Matías fue trasplantado en 1999 a los 12 años. Mía recibió un trasplante de médula ósea para tratar la misma enfermedad que atravesó su padre. En el día nacional del Donante, el Garrahan promueve la donación de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) para ampliar las posibilidades terapéuticas de quienes lo necesitan.
Cuando tenía 4 años, Matías Pérez fue diagnosticado con Leucemia Mieloblástica Aguda (LMA) y a los 12 tuvo una recaída que superó gracias a un trasplante autólogo de médula ósea. 23 años después, su hija Mía, de 13 años, fue diagnosticada con la misma enfermedad en 2022, y en 2023 recibió un trasplante de médula de una donante suiza. Hoy evoluciona bien y continúa el seguimiento en el Garrahan.
Padre e hija pudieron superar la enfermedad gracias a una terapéutica que se basa en un acto solidario fundamental: la donación de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH), conocidas como células madre.
“Las enfermedades hematológicas, errores metabólicos o déficits inmunológicos, entre otras, pueden ser tratadas con un trasplante de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) o TMO, un procedimiento por el cual se infunden células madre sanas para que el paciente pueda volver a producir sus propias células sanguíneas”, explicó Raquel Staciuk, jefa del servicio de Trasplante de Médula Ósea del Garrahan.
Hay dos clases de trasplante de CPH: el trasplante autólogo —un autotrasplante donde se infunden células propias— y el trasplante alogénico, en el que se implantan células extraídas de otra persona genéticamente compatible.
Pero “sólo el 25 por ciento de los pacientes tiene posibilidad de encontrar un donante compatible en su grupo familiar, por eso es fundamental la donación voluntaria y altruista de la población en general, para aumentar las posibilidades de contar con un donante no emparentado”, explicó la hemato oncóloga, Marisa Felice.
La LMA es una enfermedad donde la médula ósea genera elementos anormales. Entre el 65 y 70 por ciento de los niños y niñas se cura solo con quimioterapia. El resto, como en el caso de Matías y Mía, requieren también del trasplante para consolidar su tratamiento.
Desde su apertura, el Hospital Garrahan atendió a 850 pacientes con esta enfermedad y realiza alrededor de 36 trasplantes de médula ósea por año. También atiende cerca de 2500 niños y niñas con diagnóstico de leucemia linfoblástica aguda (LLA), que es la más frecuente en pacientes pediátricos.
“El 80% de los pacientes con esta enfermedad puede curarse con quimioterapia, y solo el 10% de este grupo necesita consolidar su tratamiento con un TMO, a diferencia de las leucemias mieloblásticas como fueron los casos de Matías y Mía”, aclaró Felice.
A diferencia de su papá, Mía no podía realizarse un trasplante autólogo y no contaba con un donante idéntico en su familia, entonces debieron recurrir al Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH) -con sede en INCUCAI-, que a su vez forma parte del Registro Internacional de Donantes (WMDA - World Marrow Donor Association) donde se amplía la posibilidad de hallar compatibilidad ya que cuenta con más de 40 millones donantes. En su caso, la solidaridad internacional le permitió encontrar un donante compatible y recibir el trasplante. Actualmente se encuentra libre de enfermedad y sigue con controles periódicos.
Una persona puede donar células madre sin necesidad de procedimientos quirúrgicos, a través del cordón umbilical o a través de la sangre por aféresis. También mediante la colecta de médula ósea. En el Hospital Garrahan, el servicio de Trasplante de Médula Ósea y el Centro Regional de Hemoterapia realizan una tarea coordinada para obtenerla ya que no se puede fabricar ni comprar y que solo se consigue mediante la donación altruista y solidaria de las personas.
“La donación de médula ósea es un trabajo coordinado, está quien capta al donante, en nuestro caso el Centro Regional de Hemoterapia, la gestión del INCUCAI y nuestro servicio que administra la médula en los pacientes. Pero todo esto no sería posible sin donantes”, precisó Staciuk.
“Cuando uno dona médula ósea, el organismo recupera en dos o tres meses todo lo que donaste. En ese tiempo le salvaste la vida a una persona. Me parece que la parte más importante de donar médula es que estás donando un sistema hematopoyético e inmunológico estando vivo para generar vida. Estás donando vida en vida”, concluyó la especialista.
Matías, quien perdió a su mamá por la misma enfermedad, tuvo un trasplante autólogo en el Hospital Sor María Ludovica de La Plata en 1999. “Este tipo de trasplante no es el más frecuente en pacientes con leucemia, pero en algunos casos es la mejor opción”, sostiene Felice. Hoy, con 37 años, se desempeña como chofer de ambulancia, asistente de médico y está terminando la carrera de instrumentación quirúrgica en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. “Le debo tanto a todo el equipo de salud del Hospital que mi sueño es trabajar en el Garrahan”, dijo.
¿Cómo ser donante de CPH?
Para inscribirte en el Registro Nacional de Donantes Voluntarios de CPH (médula ósea o sangre periférica) tenés que dirigirte al Centro de Donantes más cercano y donar una unidad de sangre. Estos Centros funcionan en los Servicios de Hemoterapia de diversos hospitales en todo el país. En la página web https://www.argentina.gob.ar/mapamedula podes encontrar todos los centros del país para realizar una correcta donación de médula.
Los requisitos son estar sano, tener entre 18 y 55 años y pesar más de 50 kilos. Con tu autorización de consentimiento se tomará una pequeña muestra de la unidad de sangre que donaste para realizar el análisis de tu código genético (HLA). Los datos de HLA se ingresan a la base informatizada del Registro Nacional que, a su vez, integra una Red Internacional.