Se inició en 2014 en pacientes renales y en diálisis y hoy alcanza a unos 100 chicos en tratamiento con distintas enfermedades crónicas. El Programa de Actividad Física en Niños ayuda a controlar síntomas, mejora la movilidad y los aspectos psicológicos y sociales en pacientes con distintas patologías.
El Programa de Actividad Física del Garrahan cumplió 10 años ayudando a mejorar el tratamiento de niñas, niños y adolescentes en seguimiento prolongado. La iniciativa, que comenzó con el abordaje de 40 pacientes de Nefrología —en diálisis o con insuficiencia renal crónica luego del trasplante— se extendió a otras 10 patologías, y hoy beneficia a casi 100 pacientes de distintas especialidades.
El Programa mejora los síntomas y la movilidad de los pacientes, con especial incidencia en el estado de ánimo.
El proyecto fue creado por Ezequiel Correas Espeche y Carlos Lirio bajo el nombre PAFINAGA, Programa de Actividad Física para pacientes con Garra. Si bien continúa siendo de mucha relevancia en los pacientes trasplantados renales, también alcanzó a niños y adolescentes que recibieron un trasplante hepático, cardíaco o de médula; niñas y niños con diabetes, con enfermedades intestinales inflamatorias, oncológicas, con displasias esqueléticas y con trastorno del espectro autista, entre otras.
“La expansión de este programa hacia otros servicios que tratan enfermedades crónicas era algo lógico y viable. La actividad física es una aliada necesaria para el tratamiento médico en casi todas las patologías”, dijo Correas Espeche, y advirtió sobre el creciente sedentarismo y falta en la infancia y la adolescencia.
La realización de actividad física ayuda a controlar los síntomas: reduce la fatiga, la falta de energía y alivia el dolor; mejora la movilidad y la función física otorgando fuerza muscular y optimizando la flexibilidad y el equilibrio, ayuda psicológicamente: disminuye los síntomas de depresión y ansiedad y promueve una sensación de bienestar anímico y emocional y facilita la socialización y apoyo fomentando la relación con pares, familiares, docentes y equipos de salud.
La jefa del servicio de Nefrología, Diálisis y Trasplante Renal, Marta Adragna, detalló que las y los niños recientemente trasplantados que llevan años de cuidados extremos, cuando comienzan a hacer ejercicio, notan que se encuentran bien y que pueden comenzar a hacer cosas que ni siquiera imaginaban. “La satisfacción que genera esto supera la frustración de la espera del órgano”, reconoció.
“En niñas y niños con discapacidades motoras, la actividad física es sumamente importante porque el sedentarismo, la falta de ejercicio y la mala alimentación predisponen al sobrepeso, empeorando los síntomas de las enfermedades esqueléticas”, sostuvo Mariana Del Pino, jefa a cargo del servicio de Crecimiento y Desarrollo.
Por su parte, la coordinadora de la Clínica Interdisciplinaria de Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII), Mónica Contreras, explicó que "hacer ejercicio ayuda a reducir la inflamación, mejora la función inmunológica y reduce la actividad de la enfermedad”, y agregó: “Beneficia a los huesos, ya que con estas enfermedades aumenta la posibilidad de tener osteoporosis, y mejora el estado de ánimo”. El grupo que atiende a estas patologías —Crohn y colitis ulcerosa—, depende del servicio de Gastroenterología y el Programa de Actividad Física tiene un rol esencial.
Las prácticas de Actividad Física que coordina Correas Espeche se hacen en el Hospital: consultorios, unidades de trasplante, salas de internación y gimnasios ofician de espacios para trabajar. Paralelamente, en las aulas se realizan capacitaciones, jornadas y cursos que también se brindan de manera virtual.
A su vez, se realizan salidas especiales a diversos eventos deportivos y competencias en torneos como los Juegos Bonaerenses, la Copa Garrahan, Juegos Nacionales y Latinoamericanos para deportistas trasplantados en Mendoza (2015 y 2016) y Salta (2018) y a los distintos mundiales: Mar del Plata (2015), Málaga (2017), Newcastle (2019) y Perth (2023).