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Fue durante esta semana y hubo récord de presentaciones. Las investigaciones constituyen un invalorable aporte al conocimiento generado en instancias de formación profesional y permiten desarrollar habilidades para enfrentar los desafíos clínicos.  

Profesionales y técnicos en formación presentaron una producción científica récord durante las XIX Jornadas de Investigación de residentes y becarios que cerraron hoy en el Hospital Garrahan. En total fueron 228 trabajos correspondientes a cuatro categorías: revisiones sistemáticas, casos clínicos, especialidades y clínica pediátrica. 

"La investigación es fundamental para los profesionales de la salud en formación, ya que no solo amplía su conocimiento teórico, sino que también les permite desarrollar habilidades críticas y analíticas necesarias para enfrentar los desafíos clínicos con una base científica sólida", resaltó Hernán Rowensztein, coordinador de docencia. 

El encuentro, que comenzó el martes y finalizó hoy, reunió a profesionales y técnicos en formación, tutorizados por sus docentes y/o directores de programas, para presentar su producción científica de las cuatro categorías de proyectos: 19 correspondieron a revisiones sistemáticas, 79 a casos clínicos, 103 trabajos de especialidades y 27 trabajos científicos en clínica pediátrica. Se premiarán los mejores trabajos de cada categoría. 

“Es muy importante durante nuestra carrera realizar proyectos de investigación porque van aportando nueva información y avances en diferentes terapéuticas y diagnósticos sobre distintas enfermedades. Esto aporta una gran mejoría a la salud pública a nivel general”, comentó Julieta Martínez Aidar, médica residente de tercer año.  

Respecto a su trabajo de investigación donde realizó una revisión sistemática sobre la eficacia de la vacuna Takeda (dengue) en la población pediátrica, Martínez Aidar aseguró que: “Tuvo un resultado significativo porque se evidenció la disminución de la tasa de hospitalización y de mortalidad en pacientes que habían recibido la vacuna a partir de los cuatro años, tanto en niños sanos como en niños con alguna comorbilidad”.